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Consulta, tratamiento y medicamentos

Según lo reportado por las personas encuestadas, más de la mitad de jóvenes no ha tenido consultas para abordar su salud mental (52,5%). No obstante, un 47,5% declara que sí lo ha hecho, siendo el psicólogo el profesional más concurrido.



Según la respuesta de los padres, madres y tutores a cargo, el 76,3% de quienes efectivamente han contactado a un profesional del área de la salud mental, lo ha hecho con un psicólogo/a, seguido por quienes han contactado con psiquiatras (16,9%) y ambos profesionales a la vez (4,8%).



Las consultas realizadas a los distintos profesionales no parecen tener comportamientos muy dispares entre segmentos, más allá de que los neuropediatras, psicopedagogos y psicomotricistas sean consultados predominantemente por la franja etaria más pequeña y que las consultas a psiquiatra y a conjuntamente psicólogo y psiquiatra adquieran cifras sustancialmente mayores en los jóvenes de 18 a 20 años.



Por otro lado, el 37% de los NNA ha estado en algún tratamiento por salud mental.



Entre aquellos NNA que han seguido algún tratamiento en torno a su salud, se releva que en el 42,4% de los casos fue producto de una iniciativa familiar. El segundo impulsor de la consulta es el mismo sistema de salud, seguido por la iniciativa propia del joven.


Es importante tener en cuenta que la respuesta: “por iniciativa familiar” puede estar sobredeclarada debido a que los adultos responsables que respondieron el cuestionario (en su mayoría madres) son sus propios familiares. 



Por otro lado, al observar por edad la incidencia de los distintos actores en el inicio de un tratamiento resulta evidente cómo a partir de la franja etaria de 15 a 17 años, los jóvenes comienzan a manifestar voluntariamente el interés o la necesidad de tener una consulta vinculada a su salud mental.  



Ya conocemos los orígenes de la iniciativa, pero, ¿Cuáles son los motivos que llevan a los jóvenes a la primera consulta?


6 a 11 años: 

En relación a los motivos que llevaron a la consulta de los varones de 6 a 11 años, la dispersión y la hiperactividad son mayoritarios (muchos consolidados en un diagnóstico de TDAH) sumados a los cambios de conducta. Luego de estos motivos se hacen presentes la violencia intrafamiliar llevada a cabo principalmente por los padres varones y por último el intento de autoeliminación o la experiencia cercana a una situación de abuso. 


Mientras que en el caso de niñas de la misma franja etaria, se destaca la ansiedad. Se repiten, pero con menor frecuencia, los motivos vinculados a los cambios en el humor y en la conducta, seguidos de la violencia intrafamiliar llevada a cabo por padres varones y el intento de autoeliminación.


12 a 14 años:

Dentro de los motivos de consulta identificados por los adultos responsables de las adolescentes mujeres de 12 a 14 años sobresalen con la misma importancia la mención de ansiedad o un “estado ansioso”, los ataques de pánico, la alusión a la depresión y los cambios en la conducta o el temperamento. Le sigue la consulta por la muerte de un familiar cercano y/o las enfermedades terminales en sus estadíos finales, la violencia intrafamiliar generada por los padres varones o su decisión de desvincularse de la joven. En este grupo vuelve a hacerse presente el abuso infantil, el intento de autoeliminación y las autolesiones.


Para el caso de los varones de la misma edad los motivos reportados por los adultos responsables son más heterogéneos: falta de atención y agresividad, el rendimiento educativo, el retraimiento social, el abandono de alguno de los padres, la ansiedad,  la ideación suicida, la violencia intrafamiliar y la muerte (o suicidio) de uno de los padres.


15 a 17 años:

De manera similar al tramo anterior, según los adultos, las jóvenes de 15 a 17 años consultaron por estados anímicos asociados a la depresión y la ansiedad de forma mayoritaria. Lo novedoso del segmento es que se empiezan a hacer frecuentes las menciones a los pedidos de ayuda, el reconocimiento de la joven de la necesidad de acudir a un profesional por fuera de su familia: "la necesidad de hablar“. 


Es también otra particularidad del segmento la identificación de los padres de la “ideación suicida”, a pesar de que en los segmentos de menor edad el intento de autoeliminación ya se hace presente. 


Los motivos de los varones jóvenes de 15 a 17 comienzan paulatinamente a ser mencionados con “nombre de patologías”. Presumiblemente, son jóvenes que encontraron su diagnóstico en la consulta. Entre ellos se encuentran depresión, tristeza, ansiedad, autismo, TDAH, retraimiento social, enfermedades o muertes de familiares cercanos y problemas en los vínculos intrafamiliares. Además, la mención del intento de autoeliminación persiste entre las respuestas.


18 a 20 años:

Una vez más, los principales motivos identificados por los adultos responsables en la consulta de las jóvenes a cargo son la depresión, la tristeza, la ansiedad, la desmotivación. La separación de los padres, la muerte de un familiar cercano, los problemas intrafamiliares, en que el padre suele ser referido como violento, la ideación suicida, los pedidos de ayuda, la búsqueda de orientación vocacional, etc.  


En el caso de los varones de la misma edad los motivos referidos se repiten: ansiedad, depresión, angustia, ataques de pánico y separación de los padres. 


En síntesis, detrás de los motivos de las primeras consultas de los grupos más jóvenes, hay una fuerte presencia de la observación adulta ante cambios conductuales-comportamentales. Entre ellos surgen la actitud desafiante (en el caso de las mujeres) o agresiva (en el caso de los varones), los cambios de humor o los cambios en el comportamiento. En las edades más tempranas de los varones estos últimos refieren a la dispersión o la falta de atención y la hiperactividad. Los adultos responsables de las niñas comienzan, por otra parte, a identificar en ellas estados ansiosos.


Conforme se observan los tramos de edad siguientes, la ansiedad y la depresión empiezan a tomar, cada vez, un lugar de mayor predominio. En el caso de los varones sucede de manera similar pero a partir de la franja etaria siguiente. 


El entorno familiar engloba un grupo importante de los motivos de consulta y para ello la figura del padre resulta central.  A lo largo de todos los grupos etarios permanece un grupo de motivos vinculados a la familia, ya sea por la separación de los padres, el abandono por parte de uno ellos, la violencia intrafamiliar en donde habitualmente el padre es mencionado como una figura violenta, la enfermedad, o la muerte de un miembro cercano. 


Otro grupo de motivos identificables está vinculado con la educación formal. En este grupo (de menor aparición con respecto al anterior) surgen menciones principalmente al rendimiento escolar, pero también a la negación por parte del NNA de asistir al centro, al bullying y a las dificultades que significaba el aprendizaje virtual durante la pandemia o la revinculación presencial con los pares en la etapa de post-pandemia.


Resulta llamativo que los motivos identificados por los adultos responsables son en absoluta mayoría, muy negativos. ¿Los jóvenes (o sus tutores) concurren a una consulta de salud mental sólo cuando existe un problema o una situación negativa que solventar? ¿O sucede que los adultos responsables sienten la necesidad de declarar algún tipo de problema ante la consulta de los motivos que los llevaron a esa instancia?


Consumo de medicación:

Los adultos también fueron consultados sobre el consumo de medicación por parte de los NNA a cargo. Podemos agrupar a la medicación mencionada en cuatro grupos fundamentales: ansiolíticos, antipsicóticos, antidepresivos y estimulantes.


Si bien los principios activos mencionados fueron numerosos y sus combinaciones variadas, se destacan algunos productos farmacéuticos que resonaron en múltiples respuestas. Los principales fueron el Aripiprazol (antipsicótico), Metilfenidato (psicoestimulante para el TDAH), Sertralina (antidepresivo) , Risperidona (antipsicótico), Escitalopram (antidepresivo).


Por sus relatos, gran parte de los tratamientos medicamentosos están orientados a diagnósticos de Trastorno de Déficit Atencional e Hiperactividad, Trastorno de Pánico, Ansiedad, y depresión. Siendo el primero predominante en los tramos etarios de menor edad, y los últimos en los grupos de mayor edad.


Es relevante mencionar que no aparecen de manera significativa casos en los que el NNA esté siguiendo un tratamiento farmacológico sin estar en tratamiento o al menos mencionar haber consultado con un profesional.


6 a 11

12 a 14

15 a 17

18 a 20

Aripiprazol

Alprazolam

Ácido valproico

Aripiprazol

Melatonina

Aripiprazol

Alprazolam

Clonazepam

Metilfenidato

Clonidina Clorhidrato

Armonil

Escitalopram

Oxcarbazepina

Escitalopram

Aripiprazol

Fluoxetina

Risperidona

Levomepromazina

Bupropion

Lamotrigina

Sertralina

Melatonina

Clonazepam

Litio


Metilfenidato

Clonidina Clorhidrato

Melatonina


Quetiapina

Desvenlafaxina

Oxcarbazepina


Risperidona

Diazepam

Quetiapina


Sertralina

Duloxetina

Risperidona



Escitalopram

Sertralina



Fluvoxamina




Levomepromazina




Litio




Melatonina




Metilfenidato




Modafinilo




Olanzapina




Risperidona




Sertralina


En relación a las medicinas alternativas, fueron mencionados distintos recursos empleados, el principal de ellos es el uso de Flores de Bach (esencias florales), seguido por la homeopatía, los aceites esenciales o de cannabis. El deporte por otra parte, es la principal actividad mencionada como alternativa (o complemento) a un tratamiento medicamentoso, también es mencionada la biodescodificación o el reiki.


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